Nos seguimos leyendo luego, besos :*
CAPÍTULO 5
Mientras íbamos recorriendo el camino hacia la nueva
vida dejando todo a nuestro paso, yo escuchaba música en mis audífonos,
escuchando In my pace de Colplay.
Estaba pensando en cómo sería el nuevo apartamento, me pregunto si conoceré a gente nueva, bueno, eso es seguro pero a mí siempre me ha gustado estar sola así que, no necesito amigos. Sería ir a otro lugar en el que me apodarían como la “rara” otra vez o a lo mejor son más creativos y me ponen algún otro nombre extraño y diferente.
Bri va con una sonrisa en los labios que indica que está muy emocionada, no hace falta que lo diga, solo con ver sus ojos te das cuenta y claro, su sonrisa.
Estoy cansada de estar sentada, quiero pararme, pero quien sabe cuánto falta para que lleguemos, veo por el espejo lateral del auto, el camión de la mudanza seguirnos, cuando me da hambre, agarro una hamburguesa de las que Bri trajo.
Cuando ya estoy harta de seguir sentada y ver que todavía no llegamos, me quito el audífono de un oído y le pregunto a mi hermana:
Estaba pensando en cómo sería el nuevo apartamento, me pregunto si conoceré a gente nueva, bueno, eso es seguro pero a mí siempre me ha gustado estar sola así que, no necesito amigos. Sería ir a otro lugar en el que me apodarían como la “rara” otra vez o a lo mejor son más creativos y me ponen algún otro nombre extraño y diferente.
Bri va con una sonrisa en los labios que indica que está muy emocionada, no hace falta que lo diga, solo con ver sus ojos te das cuenta y claro, su sonrisa.
Estoy cansada de estar sentada, quiero pararme, pero quien sabe cuánto falta para que lleguemos, veo por el espejo lateral del auto, el camión de la mudanza seguirnos, cuando me da hambre, agarro una hamburguesa de las que Bri trajo.
Cuando ya estoy harta de seguir sentada y ver que todavía no llegamos, me quito el audífono de un oído y le pregunto a mi hermana:
— ¿Cuánto
falta para que lleguemos?—cuando lo digo, se nota mi desesperación en la voz.
— Tranquila
Aly, falta poco
— Eso
dijiste hace diez kilómetros
— Duérmete
un rato si quieres, así se te hará más corto el viaje—dice muy tranquila.
Esa frase, me suena conocida, ah ya recuerdo, la decía
mamá cuando íbamos de paseo a algún lugar que implicara viajar en carretera y
nos desesperábamos. Poco a poco, casi sin darme cuenta voy esbozando una
sonrisa, porque recuerdo como mi hermana era pequeña y lloraba por cualquier
cosa.
Sigo el consejo de Bri y trato de dormir, pero con el carro en movimiento es muy difícil, así que pongo música clásica en mi iPod, y después de un rato me quedo dormida.
Sigo el consejo de Bri y trato de dormir, pero con el carro en movimiento es muy difícil, así que pongo música clásica en mi iPod, y después de un rato me quedo dormida.
— Aly,
Alyssa ya despierta—escucho la voz de Bri. Abro los ojos poco a poco— ya
llegamos—anuncia sonriente.
Enderezo mi espalda y me acomodo bien en el asiento,
después fijo mi vista en los edificios que nos rodean.
— Estamos
solo a unas calles de nuestro apartamento—dice Bri que está intentando reprimir
una sonrisa, pero no lo consigue.
— Estás
muy contenta ¿no es así?—pregunto sonriendo.
— No
te imaginas cuanto Aly, siempre quise mudarme, y aparte tengo el trabajo de mis
sueños, no puedo pedir más.
— Es
genial que estés viviendo lo que siempre habías soñado.
— Demasiado—dice
sonriendo.
— Lo
único que te falta, es un novio—cuando lo digo, mi hermana se pone seria— ¿qué
pasa?, ¿dije algo malo?
— No,
nada, es solo que, no lo había pensado—dice y luego ríe— hace mucho que no
tengo uno ¿verdad?
— Si
un poco, ya sabes, para ser… Bri
— ¿Cómo
que “para ser Bri”?
— Es
que, tú debes ser la persona que más novios ha tenido en su vida para solamente
tener veintiuno—suelta una carcajada.
— No
estarás hablando en serio ¿o sí?—pregunta riendo. Asiento lentamente con la
cabeza sonriendo— ¿y tú qué me dices eh?, ¿no crees que ya es hora de tengas
novio?—suelto una risita.
— No
lo sé, supongo que no le llamo la atención a nadie y nadie me la llama a mí.
— Pues
estamos en otro lugar ya, asistirás a una nueva escuela, conocerás gente nueva
y pues quizás te interese algún chico.
— No
lo creo—digo seria.
— Vaya
Aly, eso sí que es ser positiva, la gente debería aprender eso de ti—suelta una
risita.
— Ja-
ja que graciosa.
— Vamos
Aly, un día sin que te des cuenta, terminarás enamorada.
— Un
día muy lejano—digo arrastrando las palabras. Sonríe y en seguida da la vuelta
en una calle para luego decir:
— Aquí
es—se le ilumina el rostro.
Es un edificio blanco, parece que vive más gente en
los otros apartamentos, mi hermana se estaciona en frente del edificio. Abre la
puerta, sale del auto y yo también.
Se respira un aire diferente, más urbano. El camión de la mudanza se estaciona después de unos minutos y los trabajadores empiezan a descargar las cosas.
Se respira un aire diferente, más urbano. El camión de la mudanza se estaciona después de unos minutos y los trabajadores empiezan a descargar las cosas.
Mi hermana me da unas llaves y me dice:
— ¿Puedes ir a abrir por favor?
— No
sé donde es—digo tomando las llaves.
— Es
el apartamento 6-C, en el tercer piso, en un rato subimos hasta que terminen de
bajar las cosas.
— Está
bien—digo encogiéndome de hombros. Mi hermana hace un gesto agradecida y yo me
dirijo al edificio.
Intento abrir la puerta principal del edificio con una
llave y luego con otra hasta que hallo la correcta. Cuando la abro no hay nadie
en el pasillo, huele a café rancio. Arrugo la nariz y me dirijo al elevador.
Presiono el botón que dice 3 y
empieza a ascender.
— ¿Puedes ir a abrir por favor?
Suena un tintineo que significa que ya ha llegado. Las
puertas del elevador se abren y en cuanto salgo choco con alguien, me pisa un
pie y nuestras frentes chocan.
— ¡Ay!—exclamo
de dolor.
— ¡Fíjate
por donde caminas!— dice en tono de reproche alguien con voz aguda.
Abro los ojos y veo a una chica de mi altura más o
menos, pelo rubio que está recogido en una trenza francesa y ojos verdes. Está
enojada, lo sé por su cara, tiene la mano en la frente y la está frotando.
— ¡Tú
fuiste la que me piso!—le reclamo y después pienso que eso sonó infantil e
inmaduro. Sacudo la cabeza y digo más tranquila: — lo siento fue un accidente.
A ella también se la suaviza la expresión en su rostro
y me dice:
— Yo
lo siento, fue mi error, debí fijarme antes de intentar entrar—sonríe y me
ofrece una mano— soy Leila, Leila Lewis
— Alyssa
Kader—digo estrechando mi mano con la suya— un placer, creo— lo digo en voz tan
baja que no me escucha.
— ¿Eres
nueva?—pregunta curiosa— nunca te había visto por aquí antes—asiento con la
cabeza y luego respondo:
— Si,
acabamos de llegar, iba en camino al departamento…
— ¿Cuál
es?—pregunta interrumpiéndome.
— Es
el…6-C, creo.
— Oh
está ahí—dice señalando hacia el fondo del pasillo.
— Gracias—le
muestra una pequeña sonrisa.
— No
es nada—dice entrando al elevador— nos vemos luego— se despide con la mano y me
muestra una gran sonrisa que hace que se vean sus dientes perfectamente
alineados.
Y entonces las puertas del ascensor se cierran.
Parece una chica de buena familia, tal vez vive en uno
de los pisos de arriba, que son donde habitan las familias con dinero. Me
encamino al apartamento y voy buscando las llaves en mi pantalón. Cuando llego
a la puerta intento con dos llaves y la tercera es la que la abre.
Todas las paredes están pintadas de blanco, vaya, es
muy espacioso. Está una sala vacía y al lado de ella hay un pasillo que supongo
que se encuentran las habitaciones. Al otro lado está lo que creo que va a
hacer la cocina porque está separada con una puerta aparte, luego está el baño
que tiene una gran tina lujosa. Es bonito este apartamento, es elegante.
Escucho un estruendo afuera, me volteo para ver que ha sido y veo a Bri dando instrucciones a los hombres que van cargando un sillón.
Escucho un estruendo afuera, me volteo para ver que ha sido y veo a Bri dando instrucciones a los hombres que van cargando un sillón.
— ¡Déjenlo
aquí!—grita mi hermana y los hombres lo dejan en el suelo.
En seguida otros dos hombres entran cargando un sillón
más pequeño y lo dejan junto al otro. Luego otros dos, meten el sillón
individual y lo dejan con los otros dos.
— Bien
ahora vayan por las camas y los roperos—en cuanto lo dice, los hombres salen de
la habitación y luego se voltea hacia mí— ¿y bien?, ¿qué te parece?
— Es
muy sofisticado—digo asintiendo.
— ¿Quieres
elegir tu habitación o te da igual?
— Me
da igual—respondo sonriendo.
— Bien,
entonces me quedo con la que tiene la ventana que da a la calle—sonríe.
— No
tengo inconveniente, pero, ¿también está pintada de blanco?—pregunto curiosa.
Mi hermana asiente y yo volteo los ojos.
— Tranquila,
mañana podemos ir a comprar pintura, brochas y todas esas cosas para pintarlo
todo. Me gustaría un tono como trigo soleado o algo así y mi habitación de un
color beige ¿y tú?
— Mmm…
quizás un azul celeste.
— Perfecto,
mañana es domingo así que podríamos pintar en la mañana e ir de compras en la
tarde ¿te parece?
— ¿Compras?,
a mí no me gusta ir de compras.
— Vamos
Aly, casi toda tu ropa a la donaste a la casa hogar y te quedaste como con
cuatro pantalones.
— Claro que no, fueron cinco.
— Pues
los que sean, esto no es de que quieras o no, es necesario—dice seria. Suelto
un bufido.
— De
acuerdo, por cierto, ¿ya has visto lo de la escuela?
— Vamos
llegando apenas Aly, cuando dejen todas las cosas lista me encargaré.
— Bueno
está bien.
— Pero
mientras vamos por las cajas y las maletas al auto.
Cuando nos dirigimos a la puerta para salir entran los
hombres cargando una cama, es la de Bri.
— Oh
esa es mía déjenla por aquí—los guía al pasillo que está al lado de la sala y
oigo como dejan caer la cama.
Después de unos minutos entran otros hombres cargando
la mía.
— ¿Dónde
la dejamos señorita?—me pregunta un señor de mediana edad con voz muy profunda.
— Ah,
por aquí—me dirijo al pequeño pasillo, y abro la puerta de la habitación, sé
que es la mía por que en la de en frente está Bri.
Es la primera vez que entro, pero me quedo sorprendida
porque está más grande que mi anterior habitación. Los trabajadores dejan la
cama en la esquina de la pared y se retiran. Yo estoy pasmada, ¿para qué ocupo
tanto espacio?, entra Bri con una sonrisa.
— ¿Qué
opinas de tu nueva habitación?—pregunta con una gran sonrisa en los labios.
— Es
demasiado espacio ¿no crees?
— Pues
si pero ¿qué tiene?
— Bueno…
es que no estoy acostumbrada a tener un espacio demasiado grande para mí sola.
— Te
acostumbrarás—dice en tono despreocupado— ahora vamos a bajar las cosas del
auto.
Vamos hacia el ascenso y recuerdo a la chica con la
que choqué, ¿cómo se llamaba?, ¡ah sí! Leila. Cuando entramos en el ascensor mi
hermana presiona el botón para bajara a la planta baja.
— Conocí
a alguien hace rato—digo sin más.
— ¿Ah
sí?—pregunta mi hermana extrañada— ¿a quién?
— A
una chica llamada Leila, choqué con ella cuando salí del ascensor.
— Genial—ríe—
y, ¿en qué apartamento vive?
— Ni
idea, no le pregunté.
— Qué
bueno que hayas hecho una nueva amiga
— Yo
no la consideraría como una amiga ¿sabes?—suelta un suspiro.
— Alyssa,
tienes quince años, necesitas amigos, a mamá y a papá le preocupaba mucho eso
de que fueras antisocial.
— Yo
no lo llamaría así.
— ¿Entonces
como lo llamarías?
— Lo
llamaría… “Alergia a la estupidez humana”
— No
seas ridícula, los amigos son personas que te apoyan.
Las puertas del ascensor se abren y salimos para ir al
auto, bajamos las cajas que y maletas que hay y vamos de nuevo hacia el
edificio.
Para mí es sencillo caminar con mis dos maletas y una
caja pequeña, pero Bri trae tres maletas y una caja grandota. Va demasiado
lento y entonces baja la caja.
— Vamos
Bri, subamos esto rápido.
— Adelántate—contesta
jadeando— yo subo en seguida.
— ¿Quieres
que te ayude?
— No
hace falta, solo pararé por un instante.
— Como
quieras—digo en voz baja y me encojo de hombros.
Llamo al ascensor y presiono el botón para que me
lleve a la tercera planta. No sé cómo pasa pero la caja que traía se me cae y
todas mis cosas se riegan en el suelo.
— ¡Demonios!—exclamo
en voz alta.
Me pongo a meter las cosas nuevamente en la caja y la
levanto poniéndola en mis brazos en una posición que creo que no se caerá, lo
malo es que me tapa la vista. Se abren las puertas del ascensor e intento salir
porque la caja no me deja ver. De repente mi pie se enreda con la correa de la
maleta que la llevo arrastrando y tropiezo pero choco contra algo, o más bien
alguien- otra vez- la caja sale volando, suelto un grito demasiado agudo para
mi gusto y ese alguien y yo caemos al suelo, pero el impacto no es muy fuerte
ya que caí encima de la persona.
Grita una exclamación de dolor ese alguien. Abro los
ojos y lo veo bien, es un chico, tiene los ojos cerrados con fuerza y tiene una
mueca de dolor en su rostro.
Cuando abre los ojos… vaya tiene unos ojos color miel
hermosos, me quedo viendo sus ojos hipnotizada y él se queda viendo los míos.
Estamos cara a cara tirados en suelo.
Cuando vuelvo a la realidad, me doy cuenta de lo cerca que me encuentro de su rostro y me sonrojo de pena.
Cuando vuelvo a la realidad, me doy cuenta de lo cerca que me encuentro de su rostro y me sonrojo de pena.
— L-lo
siento, no fue mi intención—me levanto como puedo.
— No
te preocupes—dice con una voz extremadamente varonil. Se levanta él también.
Es alto y fornido, se ve de mi edad, quizá sea un poco
más grande, tiene pelo lacio de color negro, trae unos jeans de mezclilla
desgarrados de la rodilla y lleva puesta una camisa blanca bajo una chaqueta de
cuero negro. Es bastante atractivo.
— ¿Estás
bien?—pregunto apenada.
— Estoy
perfectamente—me muestra una sonrisa de lado— ¿tú estás bien?
— Si,
lo estoy, bueno caí encima de ti—respondo en voz baja. Empieza a reír.
— Tranquila,
no me pasó nada—sonríe— ¿cómo te llamas?
— Alyssa
Kader
— Es
un lindo nombre—dice sonriendo y me sonrojo— un placer, me llamo Johan Lewis—
me ofrece un mano y la estrecho. Sus manos son fuertes.
¿Lewis?, ¿Qué no así se apellidaba Leila?, ¿serán
hermanos?, tienen cierto parecido.
— Bueno yo tengo que, recoger esto—digo agachándome para devolver las cosas a la caja.
— Te
ayudo—dice agachándose junto a mí.
— No
es necesario que me…
— Yo
quiero ayudarte—dice interrumpiéndome. Empiezo a meter todas las cosas que se
han caído.
Cuando terminamos levanto la caja y el agarra mis dos
maletas.— ¿A
dónde las llevas?
— Tranquilo
yo puedo llevarlas.
— Déjame
ayudarte—dice en tono insistente. Suelto un suspiro.
— Es
por aquí—lo conduzco por el pasillo hasta llegar a la entrada del apartamento.
Giro la perilla para abrir la puerta y dejo la caja una
mesa que han dejado.
— Bueno yo tengo que, recoger esto—digo agachándome para devolver las cosas a la caja.
— ¿Se
mudaron eh?
— Si
así es.
— Ya
veo—me muestra una sonrisa de lado e instantáneamente cuando lo hace esbozo una
sonrisa.
Entonces mi hermana llega cargando las cosas y cuando
entra deja caer las maletas.
— Eso
fue una tortura total—dice dejando la caja en la mesa, entonces se percata de
la presencia de Johan y frunce el ceño— disculpa pero… ¿quién eres?
— Oh
lo siento, me llamo Johan Lewis, un placer—le ofrece la mano y mi hermana la
estrecha con elegancia, bueno, es Bri, ¿en qué momento no es elegante?
— Yo
me llamo Briana Kader, hermana de Alyssa, ¿cómo se conocieron?—pregunta mi
hermana en tono curioso. Johan ríe.
— Bueno
ella se cayó al salir del ascensor y pues, cayó sobre mí—en el momento en que
termina de decirlo mi hermana suelta una carcajada.
— Cállate
Bri—digo incómoda.
— Lo
siento—dice parando de reír.
— Bueno
yo me tengo que ir—avisa Johan en voz clara y firme— fue un placer
conocerlas—entonces me mira— nos veremos luego—esboza una sonrisa y sale de la
habitación.
Cuando sale mi hermana cierra la puerta y me echa una
mirada alzando una ceja.
— ¿Caíste
sobre él eh?
— Oh
cállate, fue vergonzoso.
— ¿Pero
te gustó?
— Te
estoy diciendo que fue…
— No
la caída, el chico.
— ¡No!—
en cuanto lo dice siento que me sonrojo.
— Pues
tu a él sí.
— No
seas ridícula, no le gusto.
— ¿Viste
a caso la mirada que te hizo?, eso solo lo hace un hombre cuando le gustas.
— Basta
Bri, lo acabo de conocer, es obvio que no es así, solo fue amable.
— Amable
claro—suelta una risita.
— Estoy
cansada, me voy a dormir—digo frustrada.
— Buenas
noches, sueña con Johan—dice burlona y me lanza besitos mientras camino a la
habitación.
Cierro la puerta detrás de mí y cuando veo la habitación,
noto que ya está mi ropero, mi escritorio y mi mesita de noche. Mañana lo
arreglo todo, busco en la maleta mi pijama y me la pongo rápidamente.
Pongo las sábanas y cobijas en la cama y me acomodo para dormir. Como ha sido un día muy agitado y cansado no me cuesta mucho en quedarme completamente dormida. Estoy parada en medio del salón de cristal, llevo puesto el vestido de la otra vez. No sé porque, pero hace más frío. Me estremezco y entonces alguien me toca el hombro y doy la vuelta rápidamente. Es aquel chico que ya es costumbre verlo en mis sueños.
Pongo las sábanas y cobijas en la cama y me acomodo para dormir. Como ha sido un día muy agitado y cansado no me cuesta mucho en quedarme completamente dormida. Estoy parada en medio del salón de cristal, llevo puesto el vestido de la otra vez. No sé porque, pero hace más frío. Me estremezco y entonces alguien me toca el hombro y doy la vuelta rápidamente. Es aquel chico que ya es costumbre verlo en mis sueños.
— Alyssa— dice muy
serio, aún no le puedo ver la cara completamente, solo alcanzo a ver sus ojos
verdes.
— Hola—respondo con la misma
seriedad— ¿qué quieres?
— Quiero pedirte un favor—está muy
serio.
— ¿Qué favor?—pregunto curiosa.
— No queda mucho tiempo, pero escúchame muy bien—me toma por los hombros— por lo que más quieras, no le digas a nadie lo que eres.
— No queda mucho tiempo, pero escúchame muy bien—me toma por los hombros— por lo que más quieras, no le digas a nadie lo que eres.
— ¿Lo que soy?, ¿a qué te
refieres?—pregunto asustada.
— Estás en peligro y ahora que te has
mudado será más fácil que te encuentren.
— Qué me encuentren… ¿quién?—pregunto alarmada sin poder disimular el miedo en mi voz.
— Te están buscando Alyssa.
— Qué me encuentren… ¿quién?—pregunto alarmada sin poder disimular el miedo en mi voz.
— Te están buscando Alyssa.
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